de Camilla Impieri
traducción de Nicole Marsili

 

Así como pasó en Italia, cuando en 1954 la editorial Einaudi sintió la necesidad de reunir, en un volumen, los cuentos populares italianos transmitidos en varios dialectos en Fiabe Italiane de Italo Calvino, en 2012 Michi Strausfeld, directora de la colección para niños y jóvenes Las tres edades de la editorial española Siruela, tuvo la idea de juntar en una antología los cuentos populares procedentes del territorio de México. 

Hasta 2012 en México no había habido ningún Calvino o ningún hermano Grimm que estuviera dispuesto a recopilar y construir un corpus de cuentos pertenecientes a la tradición mesoamericana, aunque en el siglo anterior antropólogos y expertos de folklore habían en parte transcripto varias historias regionales. Sin embargo, no teniendo finalidades literarias, sino científicas, los cuentos habían sido confinados a las páginas de algunas revistas elitistas, volviéndose, de esta manera, poco aprovechables y destinados solamente a un público restringido. La tarea de seleccionar los cuentos, entre los mil quinientos repartidos en las varias bibliotecas mexicanas y transcritos por los antropólogos durante el siglo XX, se confiere a Fabio Morábito, escritor italo-mexicano, el cual, gracias a su estilo poético, aparentemente simple, es el candidato perfecto. 

Precisamente, de este copioso trabajo, llevado a cabo por importantes expertos de folclore, procede la génesis de la investigación de Morábito, gracias a la cual nacerá la primera obra literaria – no científica – que reúne ciento veinticinco cuentos procedentes de distintas zonas de América Central. Nace así este importante proyecto editorial titulado Cuentos Populares Mexicanos, recopilados y reescritos por Fabio Morábito, que ve la luz en 2014, con el propósito de divulgarlo en España y en América Latina. 

Así como en la colección Fiabe Italiane de Calvino, a la cual Fabio Morábito se inspira, los cuentos están identificados por un título, por el lugar de origen y por la lengua utilizada en el cuento oral. La obra, entonces, es un mosaico compuesto por piezas coloridas de la tradición oral mesoamericana. Por lo tanto, leyendo el título de los cuentos y su origen, se deduce que al transmitirlas se utilizó la lengua española en sesenta y cinco cuentos, mientras que en los restantes sesenta se empleó la versión en lengua autóctona (alrededor de unas veinte variantes) contada por indígenas bilingües, y solamente después reescrita en español por los antropólogos. El mismo Morábito, en el prólogo, precisa que, aunque se cuentan fábulas, estas no son en absoluto cuentos infantiles. Todo lo contrario. Nada que ver con las adaptaciones a las que nos acostumbró Walt Disney, sino cuentos nacidos para ser transmitidos con una finalidad didáctica, medio de transmisión de valores y normas de comportamiento de un determinado lugar.

De hecho, las características que acomunan los cuentos son la brevedad, el lenguaje sencillo e inmediato, la presencia de sentimientos contrastantes: la ironía, en primer lugar, y una crueldad terrible. Al fluir de las páginas, se desprende cierto tipo de indiferencia hacia la existencia humana, un distanciamiento de la vida, transmitido por imágenes de madres que abandonan sus propios hijos, de padres que piensan incluso matarlos, de maridos que acaban cometiendo verdaderos homicidios. Los personajes son arquetípicos, por lo que – como recomienda Morábito – no debemos juzgarlos moralmente, lo cual sería fácil al leer un cuento, ya que los protagonistas actúan según un impulso imparable. Lo fantástico se convierte en cotidiano en la realidad de estos cuentos, y la función didáctica está muy presente: interviene condenando aquellas madres que abandonan a sus hijos y encarcelando los asesinos. La moralidad mantiene, sin embargo, límites bastante marcados, ya que el lector puede simpatizar con un personaje no totalmente bueno, identificarse con él, apoyar su éxito y entonces, por consiguiente, gracias a su experiencia personal, el bien y el mal se funden.
Publicaremos una selección de estos cuentos, cortesía de Fabio Morábito.

Los dos coyotes 

Español, Jalisco

transcrito por Fabio Morabito

 

Iba un coyote por un camino y se encontró a otro coyote y le dijo: 

–Hermano coyote, ¿a dónde vas? 

–Yo no soy coyote. 

–Entonces ¿qué eres? 

–Yo soy otro. 

–¿Otro qué? Eres coyote como yo. 

–Te voy a apostar una gallina a que no soy coyote. ¿Aceptas? 

–Acepto –dijo el primer coyote. 

–Vamos a pasar donde están esos señores arando –dijo el segundo coyote –Tú pasa primero, yo te sigo. 

–¡Juega! –y el primer coyote pasó frente a los dos hombres que araban el campo. 

Entonces uno de ellos le dijo a su compañero:

–¡Mira, allá va un coyote! 

El segundo coyote pasó en seguida frente a ellos. 

–¡Y allá va otro! –gritó el mismo hombre.

 Entonces el segundo coyote le dijo al primero:

–¿Qué te dije? Cuando pasaste tú, dijeron: “Allá va un coyote”, y cuando pasé yo, dijeron: “Y allá va otro”. 

Así que me debes una gallina.

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